Cuando se contrata a posiciones directivas o gerenciales como un chef ejecutivo, director de operaciones, director general o gerente, se espera que esa persona tenga todo el conocimiento del área para poder dar los resultados esperados por el dueño o director de la empresa.
Cuando las personas en este puesto fallan en tomar acciones, decisiones, poner orden y organizar al equipo, culpan a la empresa por no capacitarlos y aquí está mi sentir: No es obligación de la empresa capacitar a la persona en ese puesto, pues se supone que ya están contratando (y pagándole bien) a un profesional que en teoría tiene estas cualidades para sacar la operación adelante. Si dice tenerlas y no es el caso, entonces está mintiendo en su CV y a eso se le llama fraude.
Sin duda, la empresa debe darle las herramientas para que pueda hacer su trabajo de la mejor manera posible y, más importante aún, dejarlo trabajar.
La empresa y el director o gerente tienen que alinear en conjunto las expectativas. Es de vital importancia que se sienten a hacerlo porque puede que la empresa vea como prioridad una cosa y el colaborador otra. Aquí, juntos deben diseñar un plan de acción que ataque las problemáticas que ambas áreas ven y definan prioridades.
Esto es muy distinto a que la empresa tenga que capacitar a un profesional en el área de la cual se supone que tiene años de experiencia y conocimiento. Esta persona debería de estar fortaleciendo y capacitándose constantemente por fuera también.
Es esencial que los profesionales en posiciones directivas o gerenciales sean honestos acerca de sus habilidades y experiencia. La empresa tiene la responsabilidad de proporcionar las herramientas y el apoyo necesarios, pero no de capacitar en áreas básicas que el profesional debería dominar. Una alineación clara de expectativas y prioridades entre la empresa y el colaborador es clave para el éxito y la eficiencia operativa.
Gracias por confiar en mi y leerme, FP.
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